Francisco Hernández, médico de Felipe II, hizo una descripción peculiar y detallada de un fruto que sigue fascinando hasta nuestros días: “Del ahoacaquáhuitl o árbol parecido al encino y que da fruto […] con forma de huevo, pero en algunos mucho más grande, o más bien de figura y tamaño de cabrahigo, negro por fuera, verdoso por dentro, de naturaleza grasosa como manteca y sabor de nueces verdes”.
Diversos estudios arqueológicos y antropológicos sugieren que el aguacate, tal como lo describe Hernández en su “Historia” es de origen mexicano, es un alimento que ya consumían los habitantes de esta región en épocas primitivas. Durante la época prehispánica, los indígenas tenían a este peculiar fruto y a todas sus variedades en su dieta diaria, por ser abundante y fácil de cosechar, aunque difícil de comerciar, a diferencia del presente, por sus delicadas características.
Posteriormente, durante la Conquista y la Colonia, algunos de los cronistas más importantes de aquellos siglos, incluyendo a fray Bernardino de Sahagún, fray Toribio de Benavente y el ya mencionado Francisco Hernández, cedieron decenas de líneas a la descripción de este característico alimento, a su forma, variantes, consistencia y, por supuesto, a su sabor. Sin embargo, como en todo primer acercamiento, hay detalles que llaman la atención más que otros, detalles que no necesariamente son reales, pero que forman parte del imaginario de una cultura.
Hernández, el botánico y médico citado al principio de este texto, añade ciertos aspectos a la descripción del aguacate: “[…]que excita extraordinariamente el apetito venéreo y aumenta el semen”. Esta apreciación se basa, en principio, en la forma del aguacate, que alude a un testículo, y que gracias a esto adoptó este nombre ahuácatl, que en náhuatl se traduce literalmente como “testículo”.
Como gran parte de los argumentos que acompañan a los afrodisíacos –el tabaco era considerado uno en el pasado–, los del aguacate se forman a partir de hechos, como su forma, y mitos o habladurías. Fray Bernardino de Sahagún, una de las mentes más avanzadas de la época, recuperó algunas historias donde el aguacate se describe como un elemento cercano a la sexualidad, entre conflictos que involucran a dioses y mortales, características propias de los relatos de aquella época.
En la actualidad, el aguacate sigue presente en nuestra realidad, como alimento principalmente, pero también como un símbolo, una pequeña porción de México que se ha convertido, durante estas últimas décadas, en una obsesión a nivel mundial. Cincuenta por ciento de las importaciones de aguacate a Estados Unidos, por ejemplo, provienen de Michoacán, estado con la mayor producción de este fruto en México. El guacamole, presentación más popular del aguacate, es ya un platillo común en los restaurantes más importantes del planeta.
Ya sean los cronistas de la Nueva España o los chefs más prestigiosos del mundo, el aguacate ha captado la atención de todas aquellas personas que pueden apreciar su único sabor, su versatilidad –teniendo presentaciones dulces así como saladas– y toda la historia que acompaña a este fruto desde épocas remotas hasta el presente.
El próximo 30 de noviembre, en el marco de la próxima edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, se presentará el libro Ahuácatl: fruto delicioso y nutritivo, título compuesto de diversos textos e investigaciones sobre este tema, de expertos como el arqueólogo Eduardo Merlo, el médico Héctor Bourges Rodríguez, el historiador Martín González de la Vara, el catedrático Luis Alberto Vargas, las licenciadas en Química, Silvia Miramontes y María de la Cruz Gasca, y los chefs María Engracia Celis Juárez y Raúl Traslosheros Béjar.
La presentación del libro –quinto de la Colección Tonacayotol: nuestro sustento– se realizará en el Foro de actividades “Libros al Gusto”, en el vestíbulo 6 de las 18:00 a las 18:50 horas, dentro de la FIL 2018.
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